PASO A PASO
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Para laminar madera primero debemos conocer bien el “funcionamiento” y la tipología de la madera y todas sus propiedades.
Nos vamos a enfrentar a un proceso delicado y basado en mucha paciencia, y en muchas ocasiones, sin posibilidad de hacer un “CTRL+Z” o “DESHACER” sin que eso tenga unas consecuencias dolorosas, tanto en el trabajo hecho hasta el momento como económicamente hablando.
En este enlace hablamos sobre las principales propiedades de la madera y sus posibles movimientos. Te invito a que le eches un vistazo cuando leas este post.
Hay láminas de casi cualquier tipo de madera. Todo depende del uso que le vayamos a dar, la superficie donde vaya a ir pegada, y el tratamiento que vayamos a aplicar. Cabe destacar que no estamos hablando de melamina, ni de ningún otro derivado sintético.
En la página del proveedor donde compramos nosotros las láminas tienes mucha más información sobre el proceso del laminado de madera.
Un poco más abajo te dejo el enlace para que puedas ver en qué consiste, así como un vídeo de YouTube del canal “Crear más y mejor”, donde explica el proceso muy bien y que nos ha servido de inspiración. ¡Gracias Alberto!
Pero el objetivo de este POST, aparte de mostrar cómo podemos laminar madera, es no cometer los errores más comunes y que por supuesto nosotros SÍ hemos cometido.
Es muy importante tener el espacio de trabajo totalmente preparado para poder laminar madera con toda la seguridad y precisión que se merece. Para ello debemos tener a mano el material imprescindible.
- Láminas de madera.
- Sierra circular, cúter y formón. También podemos usar un serrucho.
- Superficie limpia y totalmente lisa.
- Cola de contacto.
- Espátula para poder extender la cola o pegamento.
- Cinta de carrocero
- Listones (nos servirán para guiar las láminas antes de pegar).
- Sargentos de apriete.
- Otra pieza de madera para poder poner encima de nuestra chapa o lámina y hacer presión.
- Fresadora (opcional)
- Agua.
- Trapo.
Por introducir alguna variante e intentar abarcar más técnicas, necesitaremos también:
- Plancha y papel de horno.
- Cola de carpintero (A ser posible D3 de Soudal).
COMENZAMOS A LAMINAR
Si vamos a laminar una tapa de un cajón, por ejemplo, y sólo vamos a ocupar una lámina, no vamos a tener mayor complicación que adaptar y dimensionar la lámina a la tapa y comenzar a pegar.
Para ello aplicamos la cola de contacto en ambas superficies y esperamos aproximadamente diez minutos a que la cola aparente estar seca, ya que es ahí cuando adquiere su mayor efectividad.
Antes de pegar ambas partes, nos aseguramos que vamos a ser capaces de “cuadrar” las piezas. Estamos en el momento más delicado del proceso.
Cuando tengamos la chapa pegada a la pieza no habrá marcha atrás. Si intentamos corregir algo en ese momento corremos el riesgo de rajar la lámina.
Cuando tengamos las dos partes unidas, podemos pasar un listón a lo largo de toda la pieza para eliminar las pompas o pequeñas bolsas de aire que puedan haber quedado.
En relación a las irregularidades de las láminas, si son mayores a 30mm en la vertical, convendrá humedecer la lámina y prensarlas junto con papel para que poco a poco vaya absorbiendo la humedad antes de comenzar el laminado.
PIEZAS GRANDES
Si el laminado va a incluir varias chapas, debemos hacer un corte común por el lado en el que vayan a ir pegadas, para asegurar que la línea que las va a separar va a ser perfecta y por tanto la unión también. Aquí entra en juego la cinta de carrocero. Nosotros las vamos a unir por la albura del nogal, y queremos simular que nuestro mueble es una sección del tronco. Para ello vamos a disponer las chapas en una mesa para poder elegir bien la posición de las laminas e ir pegándolas poco a poco de manera horizontal una con otra y longitudinalmente. Debemos ser especialmente cuidadosos en este punto. El proceso de pegado puede hacer que las chapas se vayan separando.
En este caso vamos a utilizar otro método de pegado. Vamos a utilizar la cola blanca D3 de Soudal, resistente al agua, y la plancha. Al usar la plancha debemos tener dos precauciones: No quemar el material, para lo que vamos a utilizar papel de horno, y no aplicar demasiado calor y provocar así que la pieza se nos combe o deforme. Si trabajamos con MDF este último factor desaparece.
El siguiente paso es el mismo que para la pieza pequeña anterior. Ponemos un peso potente encima y ejercemos mucha presión con los sargentos.
CORTANDO LOS BORDES
Tenemos medio trabajo hecho, pero no debemos descuidarnos. El siguiente paso es poder dejar los bordes de nuestras piezas perfectos. Podemos cortar el excedente con tijeras y repasar con un formón bien afilado y con su espalda apuntando en sentido contrario a la superficie a cortar, para que no tenga la tentación de hundirse en el material y vaya recortando poco a poco.
Otra opción es cortar el excedente con un cúter, contra una superficie firme y más tarde repasar con una lija.
Pero sin duda, el mejor método es utilizar la fresadora o router de palma con una fresa copiadora apoyando el rodamiento en el canto de nuestra pieza. De este modo nos aseguraremos un acabado fino al 100%.
Para finalizar el proceso le damos un acabado con aceite danés (Danish Oil) que le va a dar el aspecto que se merece y le va a proteger mientras sigue nutriendo el material.
Espero os haya sido de utilidad y sobre todo hayáis disfrutado con el proceso.
En este enlace al canal Crear más y mejor, nuestro amigo Alberto lo explica perfectamente. Te invito a que le eches un vistazo y puedas despejar las dudas que tengas. De cualquier modo, abajo puedes dejar las dudas y comentarios que necesites porque estaremos encantados de poder echarte una mano.
En este otro enlace puedes ver toda la variedad y la obtención de las láminas y chapas de madera.
Un saludo y ¡hasta el próximo post!